lunes, 6 de febrero de 2012

Sin destino



Habrá cosas que nunca entiendas de mí. No estuviste en las fiestas del colegio, ni en la recogidas de mis notas, ni en las celebraciones de la mayoría de mis cumpleaños, ni en el cine disfrutando de una tarde cualquiera. No sabrás si te preguntaran cuál es mi comida favorita o dónde me gustaría viajar, ni tampoco qué hago exactamente de lunes a viernes y en mis ratos libres. No me haces regalos ni me das sorpresas porque te cuesta averiguar qué me haría ilusión, no me incluyes en tus decisiones ni compartes tus pensamientos conmigo. 
Me miras y ves que tengo ya dieciocho años pero no sabes muy bien cómo llegué hasta aquí. No te enteraste de mis miedos a la oscuridad, ni de la mitad de mis días enferma, ni de las riñas y consejos que recibí. Ves mis labios maquillados pero no te imaginas cuándo fue mi primer beso, ni cuánto lloraron mis ojos por haberlo perdido. 
No apostaste jamás por mis sueños, por los pocos que conocías: no confiaste en que llegaría a estudiar lo que con 14 años ya tenía claro, y hoy aquí estoy, intentándolo y esperando tu reconocimiento.
No tengo en mis mejillas muestras de cariño por tu parte, ni sonrisas de apoyo, ni abrazos en momentos débiles. Yo te miro y veo que tienes 48 años y no sé muy bien cómo llegaste hasta aquí.

Y el tiempo pasa, despiadado e inexorable, poniendo distancias entre los dos. Llenando de dudas mi cabeza y de lamentos mi corazón, porque a pesar de no haber recibido nada, yo tenía tanto para darte...




No hay comentarios:

Publicar un comentario