sábado, 10 de diciembre de 2011

Tesituras del ayer


 He crecido y lo habrás notado. Ya he abandonado ese cuerpo pueril, los sueños de trapo, los juegos de ser mayor.
La ficción ha superado a la realidad. Ahora calzo tacones de mi número y no los enormes zapatos de mamá sobre mis pequeños pies, los vestidos no arrastran sino que se entallan a mi cintura y caderas, el carmín perfila la comisura de mis labios y los hombres me miran y desean mi cuerpo. Ellos, los honestos príncipes de mi infancia, me mintieron y me contaminaron el corazón de desengaños y desconfianzas. 
Ahora la gente muere y no "se va al cielo", los reyes ni siquiera son los padres porque ahora los reyes soy yo. Mis ojos se cansan con más facilidad y las ojeras no tienen tanta prudencia conmigo. Ahora extraño los días libres y las horas muertas al teléfono con mi mejor amiga, la irresponsabilidad y la locura de la pubertad. Echo en falta la libertad de equivocarme y estar excusado y no saber el real significado de "hacer cuentas".
Ahora no temo por los suspensos, pero sí por el paro. Y no temo a las discusiones con papá porque ahora me preocupan las de mi pareja. 
Ahora comprendo porqué la ropa tardaba tanto en plancharse y lo difícil que es cuidar de ti y de los demás. Ahora soy mujer y me llaman de usted.

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