miércoles, 30 de noviembre de 2011

Rendición


Caballero que enamora doncellas pero que no sabe mantener a su dama: la que espera paciente, alivia sus penas, calla y otorga, ama por encima del deber y el poder. Ese eres tú.
Siempre quedarán besos en tu despensa, pero nunca serán míos. ¡No sabes cuánto me entristece tener que buscar otras bocas! Unos labios que sepan pronunciar mi nombre con frescura, sin pasado ni reproches.Que sean agua cuando yo sea desierto, que sean sed cuando me humedezca.

Estoy tan dispuesta a transformarme en tus caprichos...
Y odio tener que luchar conmigo misma, y tener que flagelarme con tu ausencia para no terminar aún más perdida de lo que ya me encuentro. Aquí, sola, en un andén, rodeada de caras desconocidas.
Detesto que en nuestro colchón exista una línea divisoria, un muro que deja pequeño al de Berlín pero que nos enfrenta de la misma manera que a judíos y alemanes. 
Ahora me gustaría confiar en Nietzsche y en su famoso eterno retorno, en que la Historia siempre se repite y, ese muro se derribará significando la libertad de amarte sin límites. Deja los ladrillos y el cemento, acércate y dame la salvación, dame luz, dame dogma que me imponga que esto es la única verdad. Dame el Dios que ahí arriba se extraña y tanta falta me hace, dame un referente, una oportunidad aunque sea la última.

Tal vez sea una soñadora y una cabeza loca, pero sé que estoy aquí sentada, fría, con destino a tierra de nadie y que no encuentro sentido a todo esto si esta noche no escucho de tu voz un "hasta mañana". Eso significará que hay futuro, planes, resquicios de esperanza.

1 comentario:

  1. Siempre que entro en tu blog es como mirarme a un espejo...me da miedo ,lo bien que puedes llegar a retratar muchisimas veces,sin saberlo,como me siento.
    Será que estamos interconectadas.
    Será que somos como hermanas.

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