A ti y a tus circunstancias.
A lo que me rodea cuando rondas por aquí, cerca.
Al café de una tarde de invierno, a las risas en el césped del parque, al olor que deprendía mi ropa cuando llegaba de vuelta a casa, a tu voz al otro lado del teléfono, a tus dedos entrelazándose con mi pelo, a tus labios ansiosos y a tus labios tranquilos.
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