lunes, 3 de octubre de 2011

C'est la vie.







La vida me ha dado tantas lecciones... Me ha hecho grande como las altas torres y campanarios y, en un suspiro, me ha hecho pequeña como un grano de arena indiferente del resto.
Me estiró los labios y reprodujo una amplia sonrisa y, también, exprimió mis ojos como un pañuelo mojado.
Quiso regalarme amigos y amistad aparente, para que aprendiese que no todo sería tal y como mis sentidos lo percibiesen. Me colmó de virtudes y de defectos y, en ocasiones, me hizo pensar que me conocía a mí misma. Qué equivocada estaba...
Me concedió la suerte de ser mujer para conferir la vida a otros. Además de mostrarme lo hermoso que sería ver a un hombre protegiendo con sus brazos tu cuerpo como si de un valioso tesoro se tratase. 
Y también me atribuyó la soledad para tomar conciencia de lo necesaria que era la compañía, y me arrebató el amor después de haber besado mis labios a otros labios.
La vida se hizo sorda cuando le gritaba y en otras ocasiones, no hacía falta hablar para que me entregase aquello que deseaba en silencio.
Se muestra caprichosa y orgullosa, difusa, efímera danzando de un lado para otro, despistada y juguetona. Pero nos mantiene atados con los pies en la tierra y la boca en el aire, y eso debería ser suficiente para darle las gracias cada mañana. 


1 comentario:

  1. "No hacía falta hablar para que me entregase aquello que deseaba en silencio" ...qué razón tienes ,amiga mía.
    La vida te da y te quita ,quizás te quite las cosas porque es lo mejor aunque no lo entendamos ,y te da porque ,claramente ,te lo has ganado.
    Me conformo con que no te vayas muy lejos ,a tu lado : me siento grande aunque me derriben miles de torres :)

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